Nos despertamos y fuimos a desayunar antes de ir a dejar las mochilas a casa de nuestro nuevo host y de ahí dirigirnos a ver la zona arqueológica de Jerash y la Roma Imperial. Pero finalmente decidimos dejar las mochilas en el Hostel para no marear mucho al host de couchsurfing e ir a tomar café a algún sitio con aire acondicionado y wifi.

De camino vimos que el sitio dónde siempre había tanta cola de postres tradicionales en downtown, había muy poca así que decidimos probar. El postre estaba exquisito como lo recordábamos, pero la cola era porque costaba 10 veces menos que en cualquier otro lugar, nos costó 0,70 céntimos de dinar (1€). El lugar se llama Habibah Sweets, e independientemente de la cola que haya, tenéis que ir y probar el postre palestino que todos llevan, está bueísimo.

Habibah Sweets, lugar muy recomendado en downtown

Tras eso encontramos una terraza de 2 pisos dónde servían café, muy caro, pero el sitio estaba bien. Parados allí aprovechamos la buena señal para mandar correos a la embajada, a los de la visa, subir los vídeos explicativos y hacer una video llamada con la madre de Paula.

Resulta que a su madre le llegó un aviso la noche anterior de que estábamos intentando pagar con la tarjeta de Bnext (que está su número para enviar códigos porque la línea de Paula está suspendida) y ponía que estaba intentando pagar algo del Ministerio (los visados de la India). Así que a las 2 am le mandó un WhatsApp y le dice: “¿qué pasa? llámame cuándo puedas, ¿estás bien?”,  y claro como aún no teníamos solucionado lo de la visa, al menos sí lo de la riñonera no le contestó.

Hoy durante la videollamada para contarle y tranquilizarla le dice: “ya pensaba que te habían detenido por colarte en no sé dónde, por hacer autostop o por a saber qué” A lo que Paula le respondió: “a ver en comisaría acabé pero no por eso, no hice nada, lo juro” xD.

Finalmente, tras contarle que no se preocupara porque tenía todo lo de la riñonera de vuelta y contarle la sesión de fotos con los policías le ha contado que igual nos quedábamos en Abu Dabi (donde hacíamos escala para ir a la India) por el problema con la visa de India y que el código era para pagar la nueva pero que sería para el día 1 y nuestro  vuelo llega el 31.

Tras acabar la video llamada y las gestiones que teníamos y pagar 2 dinars (2’71€) por cada café, nos pusimos de camino a Jerash. Para ello, cerca del hostel a la izquierda cogimos un taxi compartido por 1 dinar (1’36€) los dos, este nos ha dejado en la estación norte de buses donde hemos cogido un bus colectivo a Jerash por 1 dinar cada uno. El bus te deja justo en la ciudad arqueológica.

Carles en la ciudad romana de Jerash

La ciudad de Jerash estaba enterrada bajo la arena del deseierto por ser abandonada tras un terremoto y redescubierta luego, al paso de unos cuantos siglos, por lo que se conserva muy bien. Estuvimos paseando por allí tras comprar coca-colas y agua, y pese que hacía un calor del infierno, el viaje de unos 45 minutos nos mereció la pena y la zona arqueológica nos gustó mucho. Ah, con el Jordan Pass no tuvimos que pagar nada.

Teatro romana de Jerash, Jordania

Tras comer algo por allí buscamos el bus de vuelta que también por 2 dinars (2’71€) los dos nos llevaban a Amman de vuelta. El único problema fue que no nos dejó en Amman, si no a media hora (mal entendido con el conductor) y tuvimos que ir preguntando la manera de llegar hasta el hostel para coger las mochilas e ir a encontrarnos con nuestro nuevo host.

Cogimos otro bus por 0,40 dinars  cada uno (0,54€) y de ahí un taxi por 1,75 dinars (2’37€) hasta el hostel. Antes de esto pagamos 5 dinars (6’78€) por una sandía, nos partieron media para ese momento y dejamos media para el desayuno. Luego cogimos las mochilas y cogimos otro taxi que por casi 3 dinars (4€) nos dejó en casa del nuevo host que vivia a unos 9km de downtown (unos 20 minutos en taxi).

Estuvimos un rato mirando el nuevo mensaje que habíamos recibido, a Paula le habían aprobado la visa a la India, aunque no teníamos claro para qué día, porque la solicitamos para el 31, la pagamos para el 1 (porque el sistema solo permitía una antelación mínima de 4 días) y en el correo ponía para el 29, así que tendríamos que esperar a la respuesta del correo para ver si Paula podía coger el vuelo a la India que teníamos previsto.

Por otra parte el que no tenía la VISA aprobada para ningún día todavía era yo, así que de nuevo tendríamos que esperar y quedarnos hasta mañana con la incertidumbre.

Estuvimos un rato jugando con el gato y hablando con el host y pensando en si salir a tomar algo o no. Finalmente decidimos irnos a dormir, estábamos bastante cansados de los últimos días y preocupados con el tema de la visa para la India.

Mañana ya sería otro día.

Autor

Experto en marketing y publicidad, profesor de secundaria, viajero y bloguero.

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