Nos despertamos pronto, el colchón de la cama estaba bastante duro y dormimos regular. Salimos a tomar café y el rollo de huevo en el sitio de ayer y a nuestro sitio de zumos y columpios hasta decidir cuál de las dos rutas hacíamos hoy. Finalmente decidimos ir a visitar la Durbar Square de Bhaktapur.
Salimos hacia la parada del bus y cogimos un bus por 25 rupias (0’2€) hasta Bhaktapur tras comernos un parantha y una samosa junto a la parada. Nos costó dos buses que nos aceptaran el precio de 25 rupias por cabeza, ya que nos pedían como mínimo 35. Pero al final lo conseguimos.
Llegamos al cabo de una hora, no estaba realmente muy lejos, pero había mucho tráfico y el bus iba lleno hasta los topes, así que fuimos sudando y apretados. Agradecimos mucho llegar y poder respirar y separar los brazos que los teníamos pegados.
Desde la parada andamos unos 10 minutos, pasamos una especie de lago, y para evitar que nos pillara la policía como el día anterior y nos fichara, empezamos a rodear por las callecitas hasta ver por cuál calle podíamos ahorrarnos las 900 rupias (7’14€) que costaba entrar a la Durbar Square de Bhaktapur.
Las calles recuerdan mucho a Patán, casitas de ladrillo rojo, de vez en cuando templos, altares con puertas talladas o doradas, casas en ruinas, otras muy estrechas, la verdad que es llamativo y curioso callejear por estos lugares.
Una vez entramos a la Durbar Square, vemos que no era muy grande y es muy similar a los dos de los días anteriores, pero bonito y peculiar por los tallados, figuras, diferentes templos, estatuas y comercios de alrededor.
Tras un tiempo haciendo fotos, nos acercamos a la plaza de al lado, que nos gustó más incluso que la propia Durbar Square. Tenía una especie de templo mucho más alto, desde donde recomiendo subir a ver las vistas de la plaza, y dos templos más pequeñitos con puertas doradas bastante bonitos.
Comimos en un pequeño comercio de al lado unos momos de pollo por 120 rupias (0’95€) y dos cafés, y callejeando volvimos a la zona de los autobuses, que se cogían desde dónde habíamos bajado.
Estábamos bastante cansados, la noche anterior tampoco dormimos muy bien y llevábamos unos días intensos de ver cosas y andar. Hay buses turísticos que cuestan 100 rupias, pero esperamos a los locales, y como no pudimos negociar otro precio mejor, pagamos 30 rupias por cabeza para volver a Kathmandu. Esta vez, había menos tráfico y llegamos en unos 40 minutos.
Andamos hasta el centro dónde cogimos fruta, lassi y otro chicken roll para cenar, y vimos tiendecitas de camino al hostel, dónde fuimos a descansar.
Ya a punto de irnos a dormir, vimos una cucaracha enorme subir por la pared de la cómoda de la cama. Como al intentar cogerla se escondió debajo de la cama, seguimos viendo stranger things, hasta que acabara a ver si la volvíamos a ver.
Yo intenté pillarla un par de veces, ya que no me iba a dormir hasta cazarla, cuando me encontré otra que también se escondió debajo de la cama. Habiendo dos, seguro habrían muchas más, así que, pese a que Paula se durmió, yo estuve alerta hora y pico más porque oía patitas, hasta que la desperté porque me la encontró encima de la cómoda.
Consiguí pillarla con mi pantalón, y fui a recepción a comentarle el problema. El chico vino, revisó la habitación, se portó bien y pidió perdón, nos dió opción de echar flus flus, pero no queríamos morir ahogados. Nos dijo que no habían más habitaciones como esta disponibles, y muy a nuestro pesar volvimos a entrar en la habitación tras revisar la mochila dónde igual se había metido otra.
Pasada una hora, empecé a ver más, y consternado, bajé de nuevo a recepción, quien nos dió la opción de pasarnos a la de al lado, que no tenía baño y las camas eran separadas (y Paula había visto una araña enorme el primer día) la revisamos entera de arriba abajo, y al no ver nada, nos quedámos en esa y ya mañana veríamos.
Aunque apenas pude dormir en toda la noche.