Sabíamos que necesitábamos descansar cuando nos despertamos casi pasadas las 11h, tras dormir unas 12h. Dormimos muy a gusto y nos despertamos un poco más tranquilos, aunque con mucha pesadez de piernas aún y la resaca de haber dormido tanto.
Salimos a desayunar, nos dió mucha pena perdernos el desayuno gratis, pero hacía dos horas que se había pasado la hora. Bajamos a un bar de al lado, donde tardaron mucho en servirnos un biryani de huevo, cafés, y unos rollitos de setas y batido de leche. La espera mereció la pena ya que estaba todo increíble.
Luego volvimos al lago y aprovechar que aún no llovía para dar una vuelta. Comimos tallarines con momo y probamos la especie de salchicha que no era salchicha ni longaniza, y volvimos al hostel a seguir descansando y trabajando, hasta que se hizo la hora de atardecer y salimos a comprar ropa que nos había gustado con motivos de Nepal.
Celebramos la compra con una cerveza, que aquí la sirven en botellas de medio litro, unos pinchos (nos hizo ilusión que fueran pinchos, en ese sentido echamos de menos la terreta) de patatas, una especie de edamame seco, pollo y pinchos de ternera que a mí me fliparon. Todo nos costó 1000 rupias (7’84€) y el sitio estaba a 10 min del hostel.
En este hostel de vez en cuando se iba también la luz pero volvía enseguida. Tras ver un capítulo nos fuimos a dormir después de probarnos todas las camisetas que habíamos adquirido. La verdad que la ropa estaba muy barata y bien en Nepal, casi mejor que en la India.