Tras pasar las fotos al ordenador y que Moe nos explicara cómo y dónde coger el bus (desde círculo 7) que nos llevaría a la zona dónde es mejor para hacer autostop de Amman a Aqaba (madaba bridge, pasando la facultad de artes e ingenieria, cerca del Jordan Zoo) nos acostamos.

Nos despertamos pasadas un poco las 8h de la mañana, tras recoger las cosas y despedirnos de Moe, nos dirigimos hasta el séptimo círculo andando, ya que estábamos cerca desde donde estábamos. De camino nos pedimos un granizado de mango y dos cafés que olían de maravilla pero que los ponen calientes como el infierno, todo por 2 jordanos.

Luego tras preguntar a una mujer vemos pasar el bus marrón con el dibujo del Tigre (tal y como nos indicó Moe) y corriendo un poco pudimos cogerlo. Por 1 jordano cada uno nos ha dejado en el punto dónde teníamos que hacer autostop para llegar a Aqaba (Madaba Bridge).

Allí a las 10 en punto hemos puesto a parar a coches, había más gente haciéndolo, pero todos tenían un precio, por lo visto es normal parar a coches e ir preguntando trayecto y precio del trayecto.

Haciendo autostop en Madaba Bridge para ir hasta Aqaba

En un momento dado de un coche se ha bajado un hombre uniformado y se ha puesto la gorra de policía. Ha intentado ayudarnos diciéndonos que había un bus que por 7 dinars jordanos (9’31€) cada uno nos llevaba a Aqaba.

Le explicamos que no teníamos dinero y que estábamos intentando que nos llevaran gratis, mientras Paula se llevaba las manos a la cabeza porque no sabíamos si eso era ilegal (al parecer no es legal hacer autostop en Jordania).

El policía intentó preguntar a los coches con tal de ayudarnos en lugar de multarnos y paró a un camión que decidió acogernos. Para nuestra sorpresa el guarda se subió también y tuvimos que ponernos en la parte de detrás como pudimos.

No entendíamos mucho de qué iba la cosa, ya que el conductor no sabía inglés y el policía hablaba poco así que tuvimos que comunicarnos a través del Google translate. Por esa vía pudimos tener una conversación muy interesante sobre la religión musulmana y ayudar al prójimo.

El conductor iba todo el rato fumando y con el móvil, la carretera a ambos lados era todo desierto y fue tan amable de parar a por cafés y zumo para nosotros. Tras 3 horas de viaje el policía se despidió muy cariñosamente de nosotros y más tarde llamó al conductor para ver cómo íbamos.

Vistas a la carretera de Amman a Aqaba

Flipábamos con su hospitalidad, su cercanía, lo que hablaban alegremente entre ellos también. Más adelante disfrutamos de las vistas del desierto, las montañas e incluso camellos.

El  conductor iba todo el rato preocupado de que viéramos bien las cosas y de si queríamos parar para hacer fotos. Cuando por fin llegamos a nuestro destino nos despedimos del conductor también muy agradecidos.

Nada más bajar notamos el golpe de calor, la diferencia de temperatura era notable, empezamos a andar camino a la playa. Las vistas del mar rojo nos gustaron enseguida.

Paramos a por una pepsi grande, ya que estábamos secos. Vimos varios restaurantes de pescado fresco donde puedes comer pescado del día por unos 10/15 euros el plato, pero seguimos bajando hacia la playa.

Comida en el restaurante Al-Tazaj en Aqaba

Buscamos también un sitio con baño y dimos con uno donde nos sirvieron falafel, un kebab con patatas y ajo aceite, pepino de ese en vinagre y una especie de menestra de verduras con salsa de tomate agua y pan. Todo eso nos costó 6 dinars (8€).

De ahí fuimos a la playa a encontrarnos con nuestro host de couchsurfing, pero nos dijo que tenía clientes en el barco y que tardaría una hora y media. Dicho esto nos fuimos al McDonalds, zona fresquita, con WiFi y más coca cola.

Por el camino nos encontramos a dos estudiantes que se ofrecieron a acompañarnos y nos pidieron que nos hiciéramos una foto con ellos (un poco random). Tras tomarnos la coca cola, el helado y mirar el centro de Aqaba nos dirigimos de nuevo a la playa a esperar a que acabara.

Atardecer en el Mar Rojo desde Aqaba

El atardecer en la playa fue muy bonito y se podía ver Israel y Egipto también. Cuando por fin conocimos al host, Tariq, nos llevó en barca al puerto y de ahí a un punto con vistas al mar.

Estuvimos allí hablando de 20h a 23h y pico tomando solo un café, un té y agua. El baño estaba lejos y costaba 0,25 dinars, pero al menos en el camino aprovechábamos para estirar un poco las piernas.

El sitio donde estábamos era el más alejado y soso de toda la bahía, y aunque la conversación era interesante queríamos descansar o movernos a otra parte. No nos ofreció tampoco comida pero nos contó cosas interesantes, como el acuerdo que tenía con su mujer que eran amigos pero dormían en camas separadas y no tenían sexo. O curiosidades sobre la vestimenta, sobre que no se puede hablar con las mujeres de otros hombres sin pedir permiso al marido, o tocarlas etc.

Quieren mucho a su rey porque tiene poder sobre todo y la gente lo quiere mucho, al igual que en España vamos (este era el punto de vista de Tariq, más adelante otro host nos contaría todo lo contrario). Cuando vimos que su amigo (a quien llevábamos 3 horas esperando) no iba a venir, cogimos un taxi que pagó él tras parar en el restaurante a coger su cena y subimos a su casa.

Snow, la gata de nuestro host en Aqaba

Nada más subir discutió con su mujer y nos presentó a su gato que era una monada blanca de ojos azules. La casa estaba hecha polvo y no paraban de fumar donde íbamos a dormir a todas horas con lo que empezamos a plantearnos la idea de solo pasar como pudiéramos esa noche allí (en vez de las dos que teníamos previsto).

Estuvimos hablando un rato con ellos dos cuando ya parecía que pararon de discutir y el amigo que tenía que venir a por nosotros (que se unió finalmente a la “fiesta”), mientras yo y Paula hacíamos como si trabajábamos en el blog (porque la situación era algo incómoda) aunque solo queríamos dormir y que fuera ya el día siguiente para poder bañarnos en el Mar Rojo.

Autor

Experto en marketing y publicidad, profesor de secundaria, viajero y bloguero.

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