Llegamos a Indore sobre la hora estimada, las 7:30h de la mañana, los conductores tampoco fueron muy amables al bajar, tal y como para esperarnos y subir que encima me hicieron correr con la mochila para luego esperar 5 min más.

Igual lo hacen para despistar a los del pago por Internet y tener más sitio para los que lo compran en el momento. Aquí son muy tramas para todo eso, nos recuerda un poco a México entre eso y lo que cuesta entendernos o que actúen con eficacia.

Llegamos tan pronto que no había nada abierto, así que buscamos un Starbucks con wifi y baño que lo necesitábamos y estuvimos mirando cosas para hacer tiempo antes de la visita a Indore.

Indore parecía incluso ser más moderna y limpia que Aurangabad, con mejor control del tráfico y que Bombay ya ni que decir. Nos recomendaron sobre todo la Street food, ya que a parte de la mezquita y el centro poco había que ver y teníamos que hacer tiempo con un calor infernal hasta las 21:30h de la noche que salía nuestro siguiente autobús nocturno a Jaipur.

Dimos una vuelta por el centro, centrados en probar la comida callejera que tanto nos habían recomendado. Pero no encontramos nada, al menos nada especial.

Tras varias vueltas y agotados por el peso de la mochila y el sol, acabamos en un templo a la sombra donde estuvimos prácticamente el resto del día.

El templo donde nos refugiamos del sol

Aquí comimos, merendamos, jugamos a las cartas y matamos el tiempo (o nos mató él a nosotros). No había mucho que ver ni hacer en nuestra visita a Indore, así que tan solo nos quedaba hacer tiempo hasta la hora de acercarnos a la compañía de buses.

Con tiempo más que de sobra llegamos, y una vez allí y tranquilos de confirmar el lugar y la hora de salida, nos fuimos a un cine que estaba cerca a ver la última película de Jurassic Park en 3d.

En el cine de Indore

Seguramente de las peores decisiones que tomamos en nuestro paso por la India porque, además del dinero que nos gastamos para ver la película (1200 rupias = 14’8€), era malísima. Pero al menos estuvimos entretenidos durante un rato.

Nos llamó mucho la atención que a mitad de película añaden bastantes anuncios, aunque está bien para ir al baño. Y delante de cada anuncio se mostraba una foto de un documento del ministerio donde se aprobaba dicho contenido publicitario, un tanto extraño.

Nuestra cena antes de subir al bus

Cuando acabamos estuvimos un rato esperando hasta que llegó la hora. El bus no era de la misma calidad que el otro, se notaba nada más entrar, colchones con imitación de cuero para dudarlo bien, sin luz, sin enchufes y un poco más hacinados, pero nos acoplamos bien y se podía abrir la ventana.

Conducía a unos 180 km por hora dando tumbos de lado a lado y de vez en cuando iba tocando el claxon sin aparente necesidad, ya que a esas horas no había nadie en la carretera. Pese a eso y que dormimos a ratos, no se nos hicieron pesadas las 14 horas de autobús hasta llegar al día siguiente a Jaipur.  

Autor

Experto en marketing y publicidad, profesor de secundaria, viajero y bloguero.

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